Al Momento-

Demandan ambientalistas que el gobierno de México asuma compromisos que protejan realmente la biodiversidad marina.

Exigen al Canciller Ebrard fortalecer el objetivo 30x30 en el Tratado Global de los Océanos

Medio Ambiente / Lidia Rita Bonilla Delgado / 18 de febrero de 2022

Con  un reloj gigante y la advertencia ““El tiempo se acaba para nuestros océanos. Actúa ya”, en las instalaciones de la Secretaria de Relaciones Exteriores (SRE), Greenpeace México pide al Canciller Marcelo Ebrard Casaubón  a  actuar con determinación y asumir el liderazgo de América Latina  en la Cuarta Conferencia Intergubernamental (IGC4) a  favor de proteger el 30 por ciento de los océanos para el 2030.

Activistas  de la organización -con Ornela Garelli, campañista de Océanos al frente-, entregaron una carta  al Consejo Jurídico de la SRE, donde informan que más de 4 millones de personas a nivel global, entre ellas más de 250 mil de México, han firmado por la protección de los océanos. Un mandato fuerte que la ciudadanía del país le da a la cancillería para negociar por un Tratado que proteja realmente la biodiversidad marina.

En un comunicado de prensa la ONG explica que menos del 3 % de las aguas internacionales están protegidas y de acuerdo con las recomendaciones científicas este porcentaje debería elevarse al menos hasta el 30%, destacando antes,  la importancia del alta mar, la vida marina que la habita y los servicios ambientales que  da, como regular el clima del planeta, y por tanto combatir la crisis climática.

Garelli  explicó al salir de  la reunión “Pedimos al canciller Marcelo Ebrard comprometerse a una representación a nivel ministerial en la próxima ronda de negociaciones y hacer pública la postura del gobierno mexicano a favor del objetivo 30x30 y de la aprobación de un Tratado Global de los Océanos fuerte que permita alcanzar este objetivo”.

Reconoció la activista que “México es un país líder dentro del grupo de América Latina,  ha buscado atraer a más países a favor del Tratado y apoya el objetivo de que se logre un acuerdo final en la IGC4 en 2022.”

Hizo evidente la fuerte presión que reciben los países por parte de industrias  que tienen intereses en seguir explotando los océanos.

” Por lo se requiere, preciso, construir un mayor consenso entre naciones en torno a la creación de más áreas marinas protegidas (AMPs) y al establecimiento de mecanismos más robustos para su vigilancia y protección. Estas son medidas esenciales si queremos combatir efectivamente la crisis oceánica”.

Hasta ahora, dice Greenpeace,  México y otros países latinoamericanos se han enfocado en que el Tratado otorgue más recursos para desarrollo de capacidades, transferencia de tecnología y uso de recursos genéticos marinos en lugar de promover la creación de más áreas marinas protegidas (AMP´s). Las AMP´s son el principal objetivo de nuestra campaña, ya que mediante éstas se podrá alcanzar el 30x30

Piden  que México respalde la postura en torno a un Tratado que otorgue autoridad a una Conferencia de las Partes (CoP) para poder gestionar la conservación, con un plan de manejo y medidas concretas.

Precisó  Garelli “Es necesario que las AMPs sean resguardadas por los mecanismos que surjan del nuevo Tratado, porque muchos de los organismos existentes no han cumplido con esta labor hasta ahora”.

No obstante de reconocer la postura sostenida por México, Greenpeace pidió  que asuma una postura más ambiciosa para que se  logre un Tratado que sea realmente efectivo en alcanzar el 30x30.

Otros puntos fundamentales que se deben empujar en las negociaciones son:

  • Regular actividades como la pesca o la extracción de minerales, para gestionar las múltiples presiones a la que se enfrentan los océanos.
  • Establecer requisitos uniformes y actualizados de evaluación del impacto ambiental (EIA) y consulta ambiental para todas las actividades humanas propuestas.
  • Reconocer que el Tratado mejorará, en lugar de invalidar, la capacidad del resto de organizaciones internacionales para salvaguardar la biodiversidad marina. Los negociadores deben reconocer explícitamente que el Tratado Global de los Océanos tendrá su propia competencia para gestionar la biodiversidad en aguas internacionales.
  • Sin exclusiones en las especies marinas: como componente principal de la biodiversidad marina, los peces no deben ser excluidos del nuevo Tratado.

Finalizar estas negociaciones con un Tratado que proteja el 30% de los océanos para el 2030, requiere de una intervención urgente al más alto nivel diplomático. Solo así se podrán frenar las causas de raíz que tienen a los océanos del mundo al borde del colapso y el papel de la delegación mexicana será fundamental para poder obtenerlo.